18 de noviembre de 2015

El tiempo

Hay cosas excepcionales que pasan todos los días; cosas a las que no damos importancia y que nos aportan un granito más a eso que somos; cosas que construyen un yo cimentado en elementos realmente importantes.

¿Noviembre? En La Cabrera
Sí, hay cosas excepcionales que pasan todos los días y a las que no damos importancia; una conversación, una mirada, una caricia, un gesto aislado entre todos los hechos cotidianos.

Quizás por no entender que son excepcionales - o quizás por no querer entenderlo-, olvidamos hacerlas. Las relegamos a un segundo plano, dando prioridad a otras cosas que, generalmente, parece más urgentes.

No sé vosotros, pero a mi, de un buen tiempo a esta parte, la mayor parte de esas cosas urgentes e ineludibles a las que muchas veces damos preferencia me parecen lo más secundario del mundo. No hay trabajo que no se pueda posponer ni fecha inamovible. Son,  como lo es el dinero, inventos humanos y, como tales, pueden ser manejados por nosotros.

Porque esas fechas inamovibles no lo son; sin embargo, nos hacen olvidar otras fechas que sí lo son. Nos hacen olvidar cosas que realmente no se repetirán nunca, cosas que será imposible manejar, cosas que el ser humano no controla, cosas fundamentales.

Ahí es cuando uno se arrepiente de no haber hecho, de haber postergado, de no haber dado la suficiente importancia a lo que se lo merecía; creemeos que son cosas que pasan todos lo días, cosas rutinarias "no hacerlo hoy no tendrá consecuencias". 

Pero, ¿y si esa fuera la última oportunidad de hacerlo?¿Que pasa si esa persona mañana no está?¿Qué pasa si la vida te hace olvidar lo importante que era para ti?¿Qué pasa si hay problemas entre medias?¿Qué pasa si lo que una vez fue cotidiano y rutinario resulta que es excepcional?

El tiempo no tiene piedad; él sí tiene muy claro lo que es importante. Y no nos lo devuelve.

[...]y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta 
y los ojos abiertos y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes…
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.

 Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calor del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores
[...]"

Y uno aprende - Jorge Luis Borges