29 de diciembre de 2015

700 días

Hacer balance del 2015 me hace pensar en que este año y el anterior me han parecido unidos, como si solamente fueran 365 días y no justamente el doble.
 
Han sido los dos años más extraños de mi vida; dos años que difícilmente llego a comprender; dos años que no voy a olvidar nunca. Miedo, ansiedad y mucha frustración los han marcado.

Valdemanco y La Peña del Tejo Inferior, una pequeña gran escuela. (Foto: José Pinilla)
Hacer balance estos años también me hace pensar en las personas que, consciente o inconscientemente, me han ayudado; gracias a ellas todo ha sido un poco menos difícil. Muchas gracias a todos.

Hacer balance de este tiempo también incluye valorar cómo el deporte, la montaña y marcarme objetivos han hecho este tiempo más llevable. Y lo han hecho incluso cuando he tenido que renunciar -muy a mi pesar- a algunos de ellos. Es complicado vivir sumido en el miedo y hacer vida normal -y mucho más explicárselo a los demás, al menos para mi que no suelo contar mucho-.

Pequeños pasos para algunos. Grandes para otros. (Foto: Javi Sanz)
Quizás dónde me han llevado estos dos años se resuma en el que -de momento- es el último día de escalada del 2015. Un tranquilo día de escalda donde tres amigos pasamos una buena mañana por Valdemanco. Podrán quedar días malos, pero ese día me desprendió un halo de que todo va a ir hacia arriba, de que nunca hay que rendirse.
 
El Cancho Albalá. Buena escuela con vías fáciles para días tranquilos. (Foto: José Pinilla).
Resumiendo un poco el año, un hecho del 2015 que debería incluir es una carrera que corrí hace un mes en mi ciudad natal, Alcalá de Henares. Resume todas esas horas que me he pasado mirando al crono y al pulsómetro, centrado en unos objetivos que no sabía muy bien si iba a ser capaz de realizar. No por incapacidad, sino por ese miedo incompresible. Realmente es frustrante esforzarte mucho para no saber si ese miedo fantasma te tirará todo a la basura.

Pruebas superadas. (Foto: Javi Sanz)
Y el caso es que casi lo consigue. Los planes iniciales se redujeron a otros menores. Y esos menores a otros más pequeños; sin embargo, mirando atrás, no me puedo quejar, la línea de mejora y de actividades tiene tendencia creciente. Y no parece que quiera tomar otra. Por lo menos yo no quiero.

Vueltas a la roca, siempre estelares. (Foto: José Pinilla).
Si  entre todos los meses pasados tuviera que elegir uno, elegiría Julio. El día 3 de ese mes, después de mucho curro y muchas dificultades, conseguí mi título de Doctor con la máxima calificación posible. Una sensación rara te recorre cuando termina la Defensa; cumplir un objetivo nos llena, pero siempre nos deja un poco vacíos. Habrá que ir a por más.

Unos días después realicé, gracias a una gran ayuda, una de esas actividades que te marcan un antes y un después; no por la dificultad y no por lo espectacular que sea, sino porque, como sucedió con la Tesis, muestra que el esfuerzo y la perseverancia te llevan allí donde quieres estar.
 
Buenos seguros. Confianza. (Foto: Javi Sanz).
Este tipo de hechos, -y quizás sea la parte más importante- te marca una fuente de motivación, una muesca a la que volver cuando las cosas no vayan como debieran o cuando uno vuelve a pensar en que no es capaz o piensa que no tiene posibilidades.  
 
Incluso puedes volver a ellos cuando ves que quien tienes alrededor no confía en tus posibilidades; ¡Ah! si eso pasa, olvídalos, cambia de rumbo y busca soluciones a los problemas. Si has centrado bien el tiro, las habrá.
 
¡Reunión! Ya queda menos para terminar. (Foto: José Pinilla)
A este balance de hechos habría que sumar una pérdida reciente de alguien muy importante.  Perder a alguien que te valora y apoya incondicionalmente no es fácil. Aún así, el rumbo de las cosas fue el mejor, por duro que sea.

Pero siempre queda un muro que superar. Y, a veces, desploma.
Sé que todo esto no es un balance montañero, pero tampoco pretende serlo; es el balance que me apetecía escribir; es el balance que, como tantas entradas en este blog, me recuerda ciertas cosas de las que suelo olvidarme. 

"[...]ya sé que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
solo en el mundo."
 
Soledades - Mario Benedetti

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