22 de julio de 2014

¡Arriba! (II)

Hacia un par de Veranos que no salía a correr más o menos en serio por el monte. Sólo recuerdo salir a correr algún día suelto por mi pueblo haciendo un circuito corto que combina algo de pista, algo de carretera y una buena parte del camino de toda la vida que ahora han convertido en GR; pero no lo había hecho por lo alto de Guadarrama. Y lo echaba de menos.

Pobrecicas, lo que han aguantado.
Algunos dicen que hacer las cosas rápido -cada uno sabrá qué es rápido- no vale la pena; otros que simplemente se convierte el entorno en un campo de entrenamiento para satisfacción de egos personales; algunos afirman que no se disfruta y que se desvirtúa aquéllo que se hace. 

No sabría qué decirles, quizás tengan razón en parte; hoy sólo he parado 3 minutos a recuperar en la cumbre de Cabeza de Hierro Menor y no he mirado mucho alrededor; sin embargo, durante la carrera he disfrutazo de las vistas de la Garganta del Infierno, del Ventisquero de la Condesa con su ínfimo nevero, de la Pedriza o de los pequeños neveros que quedan por Dos Hermanas. Por si fuera poco, da tiempo a saludar a la gente con la que te cruzas, que no hay que perder las buenas costumbres. 

Pero, además, he disfrutado de correr por caminos cuesta abajo, concentrado, mirando cada paso; de intentar correr cuesta arriba allí donde podía y de parar lo mínimo. Me he alegrado de ver cómo recuperaba bien y de cómo las piernas respondían mejor de lo que me esperaba. Me gusta entrenar, y no creo que tenga nada de malo que lo haga donde me siento mejor.

Así que habrá que ir a por más -Uhm, a ver si van a tener razón esos que dicen que... jejeje-

Eso sí, no ha habido fotos, que el móvil iba en la mochila. 


Jordi Corominas/Killian Jornet